Volviendo a las raíces judías
Jesús al igual que los patriarcas nació en circunstancias milagrosas, ya que María era una mujer virgen. Es necesario recordar que los patriarcas del pueblo judío nacieron de mujeres quienes por diversas circunstancias no podían dar vida. José y María educaron a Jesús de acuerdo a las tradiciones culturales y espirituales de la sociedad judía. Tal como ocurría con los judíos de la época e incluso hoy en día, Jesucristo fue llevado a la sinagoga y circuncidado al octavo día, cuando cumplió los 13 años, hizo su Bar Mitzvah, que sigue siendo una costumbre de los judíos. Jesucristo practico un judaísmo tradicional, celebró Jánuca, Pesaj como lo hacen los judíos en la actualidad. El judaísmo fue la única teología creada por Dios, por lo que les debemos los conceptos de monoteísmo (creencia en un solo Dios: “Oye, Israel, Jehová nuestro Dios uno es” (Deuteronomio 6:4).
También le debemos al pueblo judío los conceptos de infierno, cielo, ángeles, demonios, Adan y Eva como el primer hombre y la primera mujer, la creación del mundo en 7 días.
El judaísmo fue el que nos enseñó sobre el amor y el respeto por la vida, mientras que los paganos sacrificaban a sus hijos a dioses extraños. Israel es en donde están las huellas de cada episodio bíblico, desde la Torá (Génesis – Deuteronomio), dándonos a los patriarcas, siguiendo con los jueces, los profetas y los hermosos salmos del rey David, hasta los evangelios y las epístolas en el Nuevo Testamento. El judaísmo es el elemento esencial de la Fe cristiana, por esto es que la deuda que la sociedad tiene con el judaísmo está por encima de la propia Fe, ya que sin el judaísmo no existiera el pensamiento occidental como lo conocemos hoy.
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