Jerusalén: Isaac Vs Ismael


La declaración de Donald Trump reconociendo que Jerusalén es la capital eterna e indivisible del Estado de Israel ha causado gran consternación y reacciones opuestas en todo el mundo. Si bien Donald Trump se ha caracterizado por ser un personaje polémico, también es cierto que el Presidente estadounidense no ha puesto en duda en ningún momento su amistad hacia Israel y el pueblo judío. 


La ONU, el Vaticano, líderes árabes e incluso lideres occidentales pretendieron usar todo su poder persuasivo para presionar a Trump y evitar que dijera lo que todo el mundo sabe pero que se niegan a aceptar, el lazo histórico y ancestral que une a Jerusalén (Sion) con el Estado de Israel. Este reconocimiento sin duda alguna sería el primer paso para el histórico traslado de la Embajada Estadounidense de La Ciudad de Tel Aviv a Jerusalén. 


Como es obvio, no podía faltar la violenta reacción por parte de Hamas tras las declaraciones del presidente estadounidense. Así como para Israel y la judería mundial  fue un día histórico positivamente, para el mundo árabe y quienes les apoyan sin duda es considerado como una locura más de las que se les ocurren a Trump. 


La reacción de Hamas, del régimen ayatola no es otra cosa que la evidencia de que el conflicto Israelo-Palestino no es otra cosa que el afán de un pueblo por sobrevivir una vez más (Israel) y otro pueblo(Palestina) por aniquilar a su enemigo, repitiendo una y otra vez la historia de Isaac e Ismael. 


El mundo occidental que goza de las libertades que otorgan las democracias, le han dado la espalda al único garante de estas libertades en Medio Oriente, al único país que lucha en contra del terrorismo fanático y las dictaduras árabes. Negar a Israel sus nexos históricos con Jerusalén es lo mismo que negarle su derecho a existir, y por lo tanto es lo mismo que condenarnos a vivir bajo el yugo del fundamentalismo religioso. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

LOS NIÑOS DE LA SHOÁ

Operación Beeper

Discurso del Primer Ministro Benjamin Netanyahu frente a la Knesset