La befetada de Argentina a Israel


Lo acontecido el día de ayer cuando la selección argentina suspendio el partido amistoso que se realizaría en Jerusalén, la capital del Estado Judío el sábado 9 de junio confirma lo fácil que resulta que es para Occidente caer en la presión del antisemitismo. Si bien es cierto, la lucha no es fácil, nadie ha dicho que lo sea, pero debe ser constante. Caer ante la presión de la Autoridad Palestina es aceptar que el antisemitismo es más fuerte que la racionalidad y que la verdad. 
El miedo es un arma de la cual se aprovechan los antisemitas en especial aquellos que con triquiñuelas buscan amedrentar a los gobiernos y a los individuos. El antisemitismo funciona cuando hay almas cobardes que se dejan convencer y el mundo no se puede, bajo ningún concepto, llenar de almas cobardes porque o sino los terroristas habrán vencido. 

El antisemitismo es un cáncer, porque incita a un odio basado en mitos, en falacias que se renuevan según la coyuntura política. Caer en la trampa es darles armas a los crimínales para que sometan a nuestros pueblos. Este cáncer se ha tomado peligrosamente los medios occidentales que hacen causa común con quienes no respetan las vidas de las personas, de sus civiles, de sus niños, de sus mujeres. Hamas así como la Autoridad Palestina prefieren sacrificar las vidas de sus hijos que aceptar tener un gesto de amistad con Israel. Usan armas tan bajas como la victimización cuando son ellos los victimarios. 

Que el deporte que debe ser sinónimo de paz entre las naciones de su brazo a torcer y un equipo de fútbol o de cualquier otro deporte acepte cancelar un partido solo por presión nos demuestra la falta de criterio y La cobardia de sus lideres que fueron incapaces de imponerse y revelarse y muy por el contrario se orinaron en sus pantalones quedando como gallinas y no como valientes. 

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